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Infecciones Virales

Infecciones virales

Estas infecciones se producen cuando los virus invaden las células del organismo y empiezan a reproducirse, siendo a menudo la causa de diversas enfermedades. Los virus son gérmenes microscópicos que sólo pueden reproducirse por invasión de células vivientes.
Los virus son mucho más diminutos que las bacterias. Tan pequeños son, que nadie pudo verlos hasta que se inventó el microscopio electrónico en la década de 1940. A diferencia de las bacterias, los virus no son células completas capaces de funcionar independientemente. No pueden convertir los hidratos de carbono en energía, como lo hacen las bacterias y otras células vivientes. Por eso, los virus dependen de otros organismos para obtener energía. Además, no pueden reproducirse a menos que puedan penetrar en una célula viviente.
Los virus pueden penetrar en el cuerpo humano por cualquiera de sus puertas de entrada, pero por lo general entran por la nariz y la boca. Una vez dentro del cuerpo, el virus se adhiere a la superficie de la célula que piensa atacar, denominada célula huésped. Por ejemplo, el rinovirus ataca las células nasales, mientras que el enterovirus se une a las células del estómago o de los intestinos. A continuación, el virus atraviesa la membrana exterior de la célula y penetra en ésta.
Los virus generan enfermedades mediante la destrucción de multitud de células importantes o interfiriendo con su funcionamiento. A veces, como se ha dicho ya, la célula es destruida cuando los virus recién creados la abandonan. Otra veces, los virus impiden que la célula produzca la energía necesaria para poder vivir, o el virus trastorna el equilibrio químico de la célula de alguna otra forma. Y, en fin, otras veces el virus parece iniciar un proceso misterioso denominado apoptosis, o muerte programada de la célula que, en efecto, la mata.
Los síntomas son muy variables y dependen del virus y del órgano afectado. Muchos virus, como muchas bacterias, producen fiebre y síntomas respiratorios (tos, estornudos) o intestinales (náuseas, vómito, diarrea). Las virosis, aun cuando no sean de peligro, a menudo provocan fiebre elevada en los niños de corta edad.

A los virus no se les puede combatir con antibióticos, que, en cambio, sí sirven para destruir las bacterias. Por suerte, existen unos cuantos fármacos, como la ribavirina y el acyclovir, que pueden contener la propagación de los invasores víricos sin destruir las células huésped. La intensa búsqueda de tratamientos más eficaces contra el sida ha aportado numerosos medicamentos de utilidad antivírica. Lamentablemente, ninguno de ellos combate las infecciones virales con la eficacia de los antibacterianos.

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